El caer en una lesión a mitad de la temporada es lo más difícil que te puede ocurrir. Te hace parar, no poder entrenar, no poder jugar, lo peor es NO PODER HACER LO QUE MÁS TE GUSTA!
Lo más difícil y duro es ver como pus compañeras de equipo juegan, se diviertes, trabajan y tú lo único que puedes hacer es animar, que aunque parezca que no, es algo muy importante y a la vez difícil porque muchas veces te hundes y no eres capaz ni de hacer eso pero si lo haces no te apartas del equipo, sigues dentro y te sientes útil ya que animar a alguien puede hacer mucho.
Estar en la grada es lo peor que puedes pasar, porque te sientes impotente ya que no puedes hacer nada por el equipo, tan solo animar, animar y animar. Cuando estás en la grada te comen los nervios, no puedes estar quieta, no paras de chillar, de animar, de estar para arriba y para abajo y estás deseando que acabe para poder bajar a la pista y felicitar tus compañeras por el gran partido realizado si se gana o de animarlas en el peor de los casos, si perdemos (aunque con el gran esfuerzo realizado no suele ocurrir).
Lentamente van pasando los días, las semanas y, en los peores casos, los meses pero al fin, después de tanto esperar llegan tus primeros días donde empiezas a correr, a hacer bici, abdominales, lumbares, flexiones... hasta que al fin llega el día donde entras en contacto con el balón y puedes al fin cogerlo, colocarte en la portería (en mi caso) y empiezas a trabajar, a entrenar, a dedicarte a pararlo y por fin sientes la gran sensación de estar, de nuevo, completamente feliz, de hacer lo que más te gusta y apasiona y te sientes una vez más parte de ese gran equipo en el que te encuentras y te vuelves a sentir útil porque vueles a ser una pieza de ese equipo y puedes hacer todo lo que puedes para ganar y cumplir tu meta u objetivo.
Pero que sepáis que cada vez que una jugadora se lesiona o no puede jugar por cualquier razón va a haber un pequeño vacío en el equipo ya que TODAS SOMOS IMPORTANTES.